domingo, 27 de noviembre de 2011

Tercera reflexión: viejos métodos, nuevos tiempos.



Me lavo las manos con la fácil. Y mis colegas también lo hacen. Y no niego que cuando a uno le da por la tiranía, siente ese sadomasoquista alborotado y feliz. Sado porque hace sufrir a los chicos. Masoquista, porque los hace sufrir con lo que les duele: notas, es decir, le toca aguantar evaluaciones sin sentido y producidas por la ira. Y toma: a calificar quices escritos con manos temblorosas.
La difícil es ser responsable. El condicionamiento no sirve. Si a Einstein le fue como una patada en el colegio, es porque su mente no funcionaba así. Y por eso fue un gran genio. Pero el método de adoctrinamiento y castigo está mandado a recoger hace mucho de los libros de pedagogía. Pero sigue pululando en las aulas. En parte por nuestro ego, en parte porque así aprendimos… Pero que una cadena haya pasado por generaciones no significa que no la podamos cortar.
¿Cuántos de nosotros sabemos o pensamos al “dictar” una clase en los aprendizajes colaborativos y significativos?” ¿Cuántos conocemos el modelo pedagógico de nuestra institución? ¿Cuántos lo aplicamos? Al ministerio de educación le llegan literalmente cajadas de carreta que no se aplica: los proyectos educativos institucionales y de programa. Dice cosas muy bonitas que nadie cumple. Y esas cosas tan bonitas son el éxito de las clases. Cambiar el método, llegar a métodos participativos y colaborativos, eso es el reto de la educación incluyente y democrática, no seguir con el todopoderoso profe, sin con uno un poquito menos poderoso, pero que refuerza a su estudiante para que salga adelante y le sirve, trabaja para él, no trabaja a pesar de él. Y esa es la difícil.

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