jueves, 7 de octubre de 2010

El aborto como crimen contra la humanidad.

De antemano pido perdón por la longitud del post.
El Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez, fue elegido por el expresidente Álvaro Uribe para:
Vigilar el cumplimiento de la Constitución, las leyes, las decisiones judiciales y los
actos administrativos.
2. Proteger los derechos humanos y asegurar su efectividad, con el auxilio del Defensor
del Pueblo.
3. Defender los intereses de la sociedad.
4. Defender los intereses colectivos, en especial el ambiente.
5. Velar por el ejercicio diligente y eficiente de las funciones administrativas.
6. Ejercer vigilancia superior de la conducta oficial de quienes desempeñen funciones
públicas, inclusive las de elección popular; ejercer preferentemente el poder
disciplinario; adelantar las investigaciones correspondientes e imponer las respectivas
sanciones conforme a la ley.
7. Intervenir en los procesos y ante las autoridades judiciales o administrativas, cuando
sea necesario, en defensa del orden jurídico, del patrimonio público, o de los derechos y
garantías fundamentales.
8. Rendir anualmente informe de su gestión al Congreso.
9. Exigir a los funcionarios públicos y a los particulares la información que considere
necesaria.
10. Las demás que determine la ley.
Para el cumplimiento de sus funciones la Procuraduría tendrá atribuciones de policía
judicial, y podrá interponer las acciones que considere necesarias.
Eso dice el artículo 277. capítulo 2 de la Constitución Política. Ordoñez, uno de los lastres del uribismo para el nuevo gobierno, tiene que velar por nuestros intereses colectivos y sociales, nuestros derechos humanos y el comportamiento de nuestros políticos. Hace poco, contraviniendo su mandato, despojó de su investidura al la Senadora Piedad Córdoba por colaborar con las FARC, es decir, por preocuparse por los secuestrados y establecer una necesaria línea con las FARC para su rescate. La verdad, no la vi haciéndoles campaña nunca. Pero no es esa la joya que quiero señalar, quiero hablar sobre el aborto y su valor como crimen contra la humanidad.
Aunque nos duela, Colombia no es un Estado laico. Acá siguen pesando las iglesias católicas y ahora protestantes y evangélicas. Muy de acuerdo con el mandato religioso, el procurador prohibió la píldora del “día después” por considerarla un abortivo, lo cual demuestra, por un lado, que el procurador no tiene ni sospechas de la diferencia entre anticoncepción y aborto, y por otro, que usar condón y planificar son formas de homicidio, y que la masturbación es un genocidio mayúsculo (http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo176203-pildora-del-dia-despues-abortiva-procurador-general). Encima de eso, se lanzó contra el aborto al afirmar que es un crimen contra la humanidad (http://www.wradio.com.co/nota.aspx?id=1365235).
La verdad, creo que el aborto no sólo es no es un crimen contra la humanidad, sino que negar la posibilidad a las mujeres de interrumpir un embarazo no deseado atenta contra los intereses sociales y ambientales del país, por lo que el Procurador Ordoñez estaría atentando contra su mandato constitucional. En ese sentido, deberíamos deshacernos de esa bola de grasa así como se deshace un adolescente del acné.
Empecemos por recordar que Colombia aceptó el Estatuto de Roma (http://www.icrc.org/IHL.nsf/%28SPF%29/party_main_treaties/$File/IHL_and_other_related_Treaties.pdf) y la declaración de los derechos humanos. La declaración dice en su Artículo 28:
• Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
Y el estatuto de roma dice en su Artículo 7:
1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por "crimen de lesa humanidad" cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque:
a) Asesinato;
b) Exterminio;
c) Esclavitud;
d) Deportación o traslado forzoso de población;
e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional;
f) Tortura;
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable;
h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte;
i) Desaparición forzada de personas;
j) El crimen de apartheid;
k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.
(http://www.icrc.org/web/spa/sitespa0.nsf/html/5TDM58)
Hasta acá, el aborto es un crimen contra la humanidad, porque es una forma de asesinato, eso si aceptamos que en el primer trimestre un manojo de órganos sin sensibilidad es asesinato. EN el mismo sentido, comer lechuga es asesinato. Obviamente, un feto que puede sentir no es igual a un embrión insensible. Pero el punto K nos dice otra cosa…
El procurador ha sido amigo abiertamente de gente inculpada de asesinato, exterminio, desaparición forzada, encarcelación y tortura, pero nos friega a los pro aborto. Sin embargo, un argumento contra el hombre, un “ah pero es que usted” no es suficiente. Quiero analizar por qué el Procurador está atentando contra el artículo 28 de los DDHH y el artículo 7 del estatuto de Roma.
La anticoncepción no es una forma de abortar. La píldora del día después es un anticonceptivo, pues evita la fecundación del óvulo. Así, la píldora no es un abortivo. Este simple silogismo tumba la posición del procurador frente a la píldora. Sin embargo, se puede interpretar que la destrucción de un óvulo fecundado es una forma de asesinato. Esa interpretación requiere un argumento mucho más elaborado y que nos obliga a pensar en nuestra situación actual.
Colombia tiene un problema imposible de ocultar: aunque en indicadores de desarrollo humano no estamos tan mal (77 en los indicadores que revisan el ingreso, analfabetismo y esperanza de vida), nuestro GINI es el segundo peor de América latina y estamos en el puesto 137 de 142, con sólo Angola, Haití, Namibia, Comoros y Botsuana por abajo (http://hdrstats.undp.org/es/indicators/161.html). Es decir, somos el país más desigual de América continental a pesar de nuestras “riquezas”. El Gini del mundo, creo, es un poco menos, de 56, aunque no recuerdo de donde saqué ese dato, pero ese dato tiene en cuenta a la gente que muere de hambre en África subsahariana y los compara con los de Mónaco: somos peores.
Por otra parte, tenemos un 45.5% de personas que no llegan a la línea de pobreza, es decir, su ingreso es insuficiente para comprar la canasta familiar básica. También hay un 16.4% de indigentes (http://rse.larepublica.com.co/archivos/OPINION/2010-05-21/pobreza-y-desigualdad-que-nos-dicen-los-resultados-de-2009-_100807.php) y en 10 años seremos un 18% más, según el DANE seremos 50.912.429 (http://www.minproteccionsocial.gov.co/estadisticas/Estadsticas/POBLACION%20Y%20PRINCIPALES%20INDICADORES%20DEMOGRAFICOS%20DE%20COLOMBIA.pdf)
Según esto, nuestro futuro no es muy promisorio. Los pobres suelen tener mayores tazas de reproducción por falta de acceso tanto a la educación como a procedimientos anticonceptivos, además de los mitos que se tejen alrededor de la anticoncepción (tal como que echar una aspirina en Coca-Cola caliente evita la fecundación o que si la mujer brinca, el espermatozoide no llega al óvulo). Eso hace que en el país la pobreza vaya a crecer exponencialmente y muy por encima de la taza de remplazo (dos hijos por pareja). Más pobres con exclusión social implica mayores tazas de inseguridad y desempleo. Las mujeres seguirían siendo esclavas del hogar y el orden social se destruiría, si no por la falta de recursos, sí por la imposibilidad de acceder a ellos.
El aborto puede ser visto como un asesinato, pero el futuro sobrepoblado, violento y sin oportunidades está a la vuelta. Permitir el aborto puede ser una forma de permitir un asesinato, pero también es una forma de hacer controles poblacionales en un mundo donde poco a poco no cabemos. Los argumentos religiosos no sirven: es el grupo contra un individuo que no puede ser llamado individuo. Negar la posibilidad del aborto es, siguiendo al Estatuto de Roma, uno de esos actos “inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física”. Es también una clara violación al artículo 27 de la declaración de los derechos humanos, donde se dice que el orden social establecido debe estar de acuerdo con el bienestar de los ciudadanos, y por último viola el mandato constitucional que afirma que el procurador debe guardar el orden social y cuidar el ambiente, que también se verá destruido por la sobrepoblación, la urbanización y la industrialización. La prohibición de la anticoncepción y del aborto, vistos como controles de población, se muestra como una forma de destruir nuestra sociedad, y todo por un prejuicio religioso. Y eso es más grave que acabar con la vida de un embrión insensible y que de ninguna manera está vivo.
El procurador no está para andar cazando a los enemigos del ex presidente Uribe ni de la iglesia. Este oscuro personaje Ordoñez, amigo de paramilitares encarcelados, quiere destruir el orden establecido por medio de la religión que la constitución intentó destronar de su lugar de regente de los colombianos. Si seguimos así, tendremos que acabar con la multiculturalidad. No sé qué haya que hacer para destituir a un procurador, pero deberíamos empezar a pensarlo. Creo que estas líneas pueden servir en parte como argumento. Ojalá Dios sea justo y haga que este señor tenga que retirarse de su puesto porque le ha dado un cáncer en el culo.