viernes, 26 de junio de 2009

Felicidad a la Colombiana

Colombia es nuevamente uno de los tres países más felices del mundo. Chévere, felicitaciones por ellos. Me gustaría que ese país feliz del que hablan los medios fuera el mío. No entiendo cómo se puede afirmar que un país donde pasa lo que pasa, donde durante doscientos años llenos de intermitencias nos hemos dado en la jeta por “ideologías” (o mejor, por el mantenimiento de las élites de izquierda o derecha en el poder, es decir: hemos matado miles y miles de colombianos por el status quo). Pero eso no es lo más preocupante. Hace unos minutos, el periodista Hollman Morris publicó en su perfil de Facebook un preocupante documento acerca de las persecuciones en contra de su persona y de otros periodistas, abogados y políticos. El documento no fue escrito por él, pero relataba cómo varios personajes de la vida pública colombiana son perseguidos por sus ideas por los miembros del gobierno, pero sin la menor autorización legal o constitucional para hacerlo. EL senador Gustavo Petro ha hecho su parte denunciando esas irregularidades y violaciones de derechos humanos (derecho a la honra y a la privacidad) ante un congreso desocupado.

Son muchos los nombres. Daniel Coronell, por ejemplo, es también blanco de persecuciones, al igual que Morris. Jaime Garzón cumple este año dos décadas de ser impunemente asesinado. Mientras el gobierno se burla impunemente de la democracia, mientras en Colombia las fuerzas militares asesinan civiles, las fuerzas de inteligencia se inmiscuyen en la vida privada de todo el mundo… Seguimos siendo el tercer país más feliz del mundo y ahora disque nos preocupan los derechos humanos. Mantener el discurso de los derechos humanos en un país como este, tal y como lo hace Uribe, no es más que una forma de congraciarse con la nueva política gringa. Una burla al discurso mismo de los derechos y la dignidad humana. Y seguimos siendo felices.

Somos felices porque por alguna razón no nos damos cuenta de lo que pasa en nuestro entorno. No veo otra explicación. Bien podríamos decir que es simplemente porque en la ciudad no se siente el conflicto, pero la ciudad es un caos, no somos concientes pero vivimos en un peligro constante por la inseguridad. Pero en el caso de los periodistas es más grave, y no es sólo una amenaza y una violación contra ellos, sino contra todos. Somos un público que está recibiendo noticias de dos cadenas principalmente, las cuales están apoyando de manera casi irrestricta al gobierno. Por otro lado, hay medios alternativos de comunicación, y columnistas y periodistas que se oponen al gobierno. Aunque su vida siempre ha corrido peligro, el hecho de denunciar la burla y las violaciones de derechos humanos les ha hecho víctimas de persecuciones legales e ilegales durante el gobierno Uribe. Pero si los colombianos no tenemos derecho a la información y a la oposición, si ellos son el ejemplo de lo que nos pasa a todos, somos las víctimas de una flagrante violación de los derechos humanos. Muchos no se dan cuenta porque sus agencias noticiosas están viciadas, pero los que algún contacto tenemos con el otro lado sabemos que somos todos, y que esos periodistas son tan terroristas como cualquiera de nosotros. Nos están violando los derechos en la cara y aún así somos felices. Hunden la ley de víctimas y pensamos que menos mal que esos terroristas

Hace un rato vi un video en Youtube donde una muchacha le decía a Uribe que tiene huevo. La admiro. Mucho. Ella ha puesto precio a su cabeza y ya hay contra ella investigación en el DAS y tres fotos dándose picos con Raúl Reyes. Esto es Colombia, el país donde somos felices por nuestro ridículo nivel de inconciencia. Donde los estudiantes de periodismo (al igual que los de sociología, filosofía, trabajo social…) son sospechosos de ser terroristas de lafar. Un país donde somos felices… y sabrá mi Dios por qué.