Tengo que agradecer a varias personas. Primero que todo, a quien considera que mis pequeñas opiniones son lo suficientemente valiosas como para ser incluidas en su informe o investigación de pasantía. También, a aquel que se ha enfurruñado tanto con mis palabras, que ha regresado a insultarme en los comentarios y tres veces. Esas son cosas que definitivamente lo animan a uno a seguir escribiendo, dan fuerza- Además, a mis amigos Zero y Shaikai, quienes a punta de crítica y madrazos, cuando hay lugar, me han llevado a escribir, reafirmar y corregir muchas cosas.
Pero este blog debe en gran parte su actual configuración a una persona: al señor Guillot. La razón básica es que empezamos a leernos mutuamente, a mi me dio pena seguir escribiendo las barrabasadas que solía escribir, en tanto él solía escribir cosas muy inteligentes y muy chéveres. Con el tiempo, volví a las barrabasadas, pero con sentido. Sin embargo, ocasionalmente nos leemos mutuamente. Gran persona este muchacho.
Esta vez no voy a hablar ni de calentamiento global, ni de parapolitica ni de farc ni de ninguno de esos temas light donde todos creemos tener algo qué decir, cuando muy pocos pueden hacerlo. Ni siquiera voy a hablar del Diario del Chavo del Ocho, tal vez el mejor libro que he leído. Este post va a ser un pequeño homenaje a ese gran hombre que se nos va a Pitalito, Hipiales o Filadelfia, no recuerdo.
Yo a él lo conocí por mi blog. Antes nos habíamos visto en clase, como colegas que somos, pero jamás habíamos hablado. Después, nos encontramos con cierto conocimiento cibernético previo en el comité editorial de Saga, nos volvimos Sagaces y conformamos el comité más ñoño de la historia reciente de la revista. La cosa era tal que hasta problemas con mi mejor amiga me acarreó la corrección de un texto. Allí me i cuenta de la inteligencia y modestia de este muchacho. Un sujeto como yo, con la mitad de su inteligencia, ya habría formado un malvado plan para conquistar el mundo (bueno, entre digirentes –si, de digerir porque sólo saben hacer la parte final del proceso-y yo, pues hombre…)
Pero me gradué y me fui de la Nacional. Renuncié a la revista cuando el tiempo no me dio más y empezamos a hablar ocasionalmente, generalmente por chats o comentándonos en este despeñadero mental. Pero ese escrutinio, saber que tenía lectores del calibre de Guillot, de Zero o Shaikai (sin demeritar a los demás, pero es que estos tres son geniales) fue lo que realmente me hizo empezar a esmerarme por escribir algo medianamente decente en mi blog, por tener una opinión medianamente sustentada e invitar e incitar al debate, o al merecido madrazo como tanto cobarde anónimo ha dejado.
ES una pena que Guillot se vaya. Esa si es la famosa fuga de cerebros, por fortuna podremos mantenernos en mediano contacto usando la red. Es una gran persona, y este post no tenía otra finalidad que saldarlo y desearle suerte en su viaje, creo que pocos merecen una beca fuera del país tanto como él. Hombre, mucha suerte, que en adelante para ud no hay ás que gloria en el futuro.
P.d. Si Zero o Shaikai quieren un texto similar… pues fúguense y gánense una beca en Topaipi, juemichica.