lunes, 7 de julio de 2008

Aires de paz en Colombia.

En los últimos días, tras el rescate de Ingrid Betancourt se ha matado a las FARC. Con nuestro típico triunfalismo hemos dicho que las farc están acabadas política y militarmente. Bah, eso viven diciendo. Yo no lo creo.

Se estima que la guerrilla cuenta con 10000 hombres en sus filas. Son mucho menos que los 40000 de hace seis años, si, pero muchos más de los que debe tener un ejército irregular para justificar su existencia. Las guerrillas colombianas existen por algo. La lucha ideológica y política parece haber pasado a un segundo plano hace muchísimo tiempo, y aunque haya deserciones masivas, no se debe a un desencantamiento ideológico, se debe a que el gobierno les ha dado muy duro y están huyendo del barco antes de que se hunda. Pero no es seguro que se vaya a hundir este barco, en tanto la guerrilla no son pocos. Una cosa es que la carta política de las FARC no esté y no puedan seguir chantajeando a la comunidad con los secuestrados “importantes”, otra radicalmente distinta es que estén acabados. Políticamente están jodidos hace mucho, y desde que el payaso más odiado de la comunidad internacional, el chavito, los apoyó, tienen peor imagen que Al-qaeda. Pero es que la política les importa bien poquito. Yo llamo a las FARC grupo político porque reflejan un problema sociopolítico de falta de oportunidades y exclusión, que no se debe a ellas sino a lo colombianos que somos. Pero ideología… así que uno diga que tienen ideología….

Sea como sea, en Colombia vamos a seguir con el mismo problema de guerrilla básicamente porque acá la guerra es un negocio que genera muchos empleos. Y cuando se acabe la guerra, vamos a tener bandoleros. En Colombia no vamos a tener paz, simplemente porque hace 40 años unos campesinos dijeron “nos mamamos”, y aún sigue su organización en pie de lucha. Ahora, sin haber aprendido de los errores del pasado, a menos que se “fumigue” a 10.000 hombres, no vamos a conseguir paz (y pensándolo bien… ¿se han fumigado a otros 30.000?). Y eso no se llama paz, se llama pacificación al mejor estilo de la cruel reconquista española que vivimos hace poco menos de 200 años. Y aún así, fumigar a 10.000 no es nada fácil, menos en un territorio agreste como las montañas de Colombia, si no, que lo digan los gringos “héroes” de Vietnam. Acá, sin mucha mucha sangre, njo va a haber paz. E incluso, si hay paz con sangre o sin ella, la violencia se quitará su máscara ideológica y simplemente vamos a tener pillaje organizado, en respuesta al desempleo y la exclusión sociopolítica en el país.

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