domingo, 20 de julio de 2008

Colombia soy yo. Poesía no eres tú.

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No conozco la obra de Rosario Castellanos. La obra de la poetiza mejicana parece ser sumamente interesante, pero no pienso mentir, no la conozco. Sin embargo, hace años, caminando por la Universidad Nacional, encontré un cartel con un título que me llamó la atención: “Poesía no eres tú”. En estos días, lo he recordado bastante, poesía no eres tú, Colombia soy yo.

Creo que no mucha gente en este país es consciente de las dinámicas sociales que dieron pie a la creación de la guerrilas colombianas. No los culpo, es un conflicto tan viejo que los citadinos hemos olvidado sus orígenes, aunque ellos los tienen bien en claro. No sé como sea la cosa con Cano, pero la memoria de la guerrilla es casi infinita, es como si no pudieran inducir y recordaran cada gallina robada con nombre propio, cada lugar donde los bombardearon, cada puerta que se les cerró…

Mañana, 20 de julio, y a petición de la mujer de moda, la ex prisionera Ingrid Betancourt (si, sé que estaba secuestrada, pero yo SI creo que en Colombia hay una guerra, al igual que varios países… sólo aceptar la guerra nos puede llevar a la paz) habrá una nueva marcha contra el secuestro. Colombia soy yo. Colombia no eres tú. Colombia es pasión y no el Otro de lo real, de lo que no podemos aceptar. Poesía soy yo, poesía no eres tú.

La psicodinámica social que quiero resaltar con ese juego de palabras es muy sencilla. La amca de mañana s una vez más una forma de amenaza, es una muestra de fuerza, una invitación a la unión bajo el lema de la libertad de los secuestrados. Si embargo, aunque el fin es loable, lo que en últimas une a los marchantes es el odio, y pes eso no resulta tan malo, esa es la táctica más vieja y efectiva de generación de identidad nacional, sólo que por lo general se hace contra un enemigo externo, no contra un nacional. Esa era la figura de Emmanuel Goldstein en 1984 de Orwell, el que no necesita siquiera ser, simplemente un hombre con cierto aspecto de chivo-demonio al que todos odiaban de corazón. Bajo el odio al Goldstein y no el amor a gran hermano es que se lograba cohesionar a una sociedad, era bajo el miedo a Eurasia, al enemigo, a la muerte, que se tenía una cohesión más allá de toda burla frontal por parte del gobierno. En últimas, lo más biopolítico que uno se pueda imaginar, una guerra basada en un peligro supuesto a la supervivencia. Que cosa tan biopolitica.

Pero bueno, volviendo al tema, lo que están buscando estas frecuentes machas en últimas es esa exclusión, unirnos en millones de voces contra, mostrar que nuestros mazos son más fuertes que los de ellos y que en últimas lo que prima es la voz del más fuerte. Ellos diez mil, nosotros tres o cinco millones… es una cuestión absolutamente troglodita de fuerza numérica, de superioridad, tenemos más garrotes y más hombres, así que liberen a los secuestrados y ríndanse antes de ser borrados. Eso es lo más irracional que se pueda pedir, y quien no crea, recuerde el comportamiento en las marchas “pacíficas” del 4 de febrero y el 6 de marzo, con quema de banderas, fotos, madrazos y rechiflas a los opositores del partido del gobierno que se unieron a la marcha.

Pero hay otro componente interesante y macabro en todo esto. Como dije al principio, las FARC nacieron por nuestra vieja conocida la exclusión. Un grupo de campesinos al que la voz culta del citadino calló. Hoy, un millón de voces culas quieren callarlos nuevamente. “Colombia soy yo” quiere decir “Colombia no eres tú”, poesía no eres tú, lo bueno y bello del país está representado por mí, lo malo por ti, si es que representas en algo a Colombia. Pues si representa, representa lo más feo, al excluido, lo real que compone a nuestra sociedad en su fondo profundo, el problema central del cual la guerrilla no es más que un síntoma, un tic. Una vez más, estamos excluyendo, estamos diciendo “tu eres un otro cuya existencia no soporto” otro borrable, reprimible, la vida que menos vale de todas. La marcha de mañana reproducirá la causa del origen de la guerrila, un antireconocimiento, una exclusión y eliminación del otro como persona. Después preguntan que por qué hay guerra….

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