jueves, 1 de marzo de 2007

Sobre Ingrid

Escribir este post me trae un problema. Primero, la caída rotunda en la frecuencia de publicación prueba que a penas he tenido tiempo para ir al baño. Sin embargo, auque para mañana tengo que probar que el liberalismo es una ideología muy buena, quiero escribir un anacronismo de una semana de añejo. Hace 5 años y una semana secuestraron a Ingrid Betancourt. Ya he manifestado mi repudio hacia este secuestro. Pero a mucha gente le parece que nadie debería manifestarse en ese sentido, en tanto que hay una chorrera inmensa de secuestrados en el país, y a Ingrid no hay que darle más prelación que a los otros. Pues no. Obviamente considero a todos como seres humanos con derecho a la libertad (curiosa y graciosamente, eso les molesta a los defensores de la libertad comunista… si, el liberalismo tiene sus cositas). Pero Ingrid Betancourt no es como ellos, tiene un valor agregado frente a los demás: es una loca.

No me tomen a mal, no es que tenga alguna psicopatología, sino que desde sus tiempos como polluela del partido liberal, denunció los excesos y la corrupción del mismo. Tanto hablan y profesan de nueva política los senadores uribistas sin cumplir –al menos muchos de ellos, cosa que no digo yo sino la ley- que cansan. Pero Ingrid Betancourt, con sus apellidos y su dinero y su marido francés, si representaba esa nueva opción, esa visión del político que durante la historia nadie ha tenido, el individuo no corrupto que gobierna por el pueblo y no por su bolsillo. Ella es una representante de esa nueva forma de hacer política, de la limpieza y la no corrupción. Ahora andan diciendo que no la sueltan porque se volvió líder guerrillera. Ojalá, porque a la guerrilla en definitiva si le hace falta una líder inteligente y honesta. Además, mejor que esté en el monte, porque en la ciudad, seguramente el gobierno, perdón, los paramilitares ya la hubiesen asesinado or hablar mal de nuestro “querido presidente”. Esa opción racional que Mockus paladinamnte intenta defender es ella. Ella hubiese criticado junto al polo y junto a muchos otros.

En una crítica al comentario que hice al post que Guillot planteó hace un año a este respecto, me acusaron de ser un “conspiretas” y estar armando teorías de la conspiración respecto a este secuestro y los nexos del entonces candidato y hoy represidente Uribe, pero fui mal interpretado, porque no creo que el represidente (que curioso, pensaba señalar solo la reelección en ese término, pero me salió por ahí derecho lo de represivo) llegue hasta allá, no creo que tenga nada que ver en ese secuestro, pero si creo que sus tímidos –para no decir nulos- esfuerzos por liberarla son tan pequeños porque no le interesa liberar a la oposición. Uribe será lo que uno quiera, pero no es bruto, sabe muy bien que para cualquier gobierno lo peor que puede pasar es la desaparición de la oposición, porque el primer señalado será el presidente mismo. No, se tomó la decisión fácil: “si se la llevó el enemigo, tenemos excusa para eliminarlo, pero al no eliminarlo mantenemos callada una voz opositora”. Es mera economía.

Ingrid Betancourt no es una secuestrada más no por sus apellidos, de hecho, un Araujo estaba secuestrado y nadie se acordaba, y creo que la dinastía política costeña más importante (y ahora tras las para-rejas) también tiene peso. Ingrid es una pieza clave en el juego político colombiano. Pero ahora que la reina está acorralada por peones de otro juego, el rey puede andar libre por ahí. Ingrid no es una secuestrada más, la extrañamos de verdad porque es una figura de oposición racional, representa lo que el ciudadano ilustrado quiere, no el mejor polvo para un pueblo que sólo piensa en el corto plazo. No es que como ser humano valga más que otros secuestrados, no puedo decir eso sin contradecir todo lo que creo, pero si vale políticamente más que todos juntos, por eso la guerrilla tiene capturada a una persona que al gobierno no le interesa liberar.

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