lunes, 5 de noviembre de 2007

NO Hay Muerto Malo

No hay muerto malo, o eso dicen. Hoy quiero celebrar, sinceramente celebrar, la muerte del cyborg más maligno que ha pasado por la faz de la tierra, primeros experimentos de inteligencia artificial aplicada a la tortura militar, y posible hermana gemela perdida de Hitler. Alias “norabé” falleció hace un par de meses, o eso creo, pero soy una persona ocupada (irónicamente contradiciendo su vaticinio, donde me predijo un gran fracaso) y no había tenido tiempo de escribir en mi blog. Dicen por ahí que fue la primera mujer en graduarse de matemáticas en una universidad colombiana, dicen por ahí que sus fracasos amorosos la convirtieron en sádica… decían muchas cosas. Lo único que sé es que sus tácticas pedagógicas me llevaron tanto al psiquiatra como a estudiar filosofía. Seguro, hoy, en el infierno, será un gemelo mío quien la torture, pues la señora jamás me quiso en un sentimiento viceberzico y totalmente correspondido. Sé que varios renunciaron al Refous ante la constante humillación del cyborg a quien un día casi golpeo, en tanto que me rajó por el mero placer de rajarme, negando descaradamente que las repuestas de mi examen estaban bien, cuando eran en definitiva correctas.

No hay muerto malo. Pero esa señora fue una miserable con muchos hombres (de ahí que la tildaran de homosexual) delgados y de pelo largo (de ahí que dijeran que un hippie la dejó en el altar). Quien me conozca, sabrá que en mi disoluta juventud llené esa descripción. Y aunque sé que tendré las críticas mojigatas de sectores moralistas por celebrar la muerte de una anciana (“increíble que una persona adulta escriba eso”) no puedo negar que estoy feliz, que realmente siento que la vida es más bella ahora que sé que una de las personas más nocivas de mi historia (y no, no fue una gran docente) falleció. No con esto estoy negando sus virtudes, como el cinismo, el sarcasmo y la inteligencia.

¿Por qué me critican? ¿por qué no puedo hablar mal de la anciana que permanentemente se alisaba la falda en un gesto más bien obsesivo? Porque en Colombia (y no sé si en el resto del mundo) no hay muerto malo. “si quieres conocer tus efectos, cásate, y si quieres conocer tus cualidades, muérete” nos dicen Calamaro y el Tri. Tenemos la costumbre poco objetiva de juzgar a cada muerto como un dechado de virtudes. Pues no, no sé si en realidad no tengo sentimientos, pero no puedo ser subjetivista en este caso, los muertos tienen defectos, y ya. Tampoco visitaba a una anciana tía que me regañaba e insultaba cuando la veía (no tengo que someterme a las torturas de nadie en base a nada) y tampoco considero virtuoso al más grande amigo que he tenido por el mero hecho de estar 2 metros bajo tierra. Han muerto virtuosos, si quieren enumerarse en la comunidad refousiana, tenemos a la señora Laura de Milleri, gran docente, y que nos enseñó historia sin traumatizarnos, lo cual no quita que haya dado un discurso machista y contra la liberación femenina cuando ésta estaba comenzando. El problema es el mismo de siempre. Un “respeto” y “veneración” que en últimas no es más que arrodillamiento por el muerto, como si el hecho de cesar el proceso de putrefacción de la carne fuera un gran mérito. Lo de siempre, arrodillamiento… Lo que siempre he dicho. Sólo el día en que vivos, muertos, ricos, pobres, estudiados, ignorantes, homosexuales, blancos, negros, bisexuales, mujeres, hombres, heterosexuales, sordomudos… cuando todos los seres humanos nos identifiquemos en tanto eso, como seres humanos, con defectos, con virtudes… como iguales, como os sujetos que somos, ese día dejaremos la veneración y la degradación. Atrás ha de quedar la exclusión del rico, el blanco y el anciano. Tras quedará el conservadurismo de nuestra sociedad que es lo que nos tiene sumidos en la guerra y el caos social. Que lo haya hecho un muerto no significa que sea bueno, y por sí, indica una perpetuación de viejas e inservibles estructuras sociales.

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